Realidad virtual: la disruptiva forma de ejercitar que rompe con la monotonía del gimnasio

Pelear en una batalla galáctica con espadas láser tal como en Star Wars, atravesar a pie kilómetros y kilómetros de bosques, campos o metrópolis europeas, escalar pirámides en Egipto o boxear contra ni más ni menos, que el mítico Apollo Creed. Suenan como escenas sacadas de una ficción, pero lo cierto es que están al alcance de cualquier persona; ¿cómo? mediante los entrenamientos de realidad virtual (RV).

Una forma de ejercitarse que se dio a conocer hace relativamente poco tiempo en comparación con otras formas más tradicionales y populares; no obstante, desde hace algunos años su uso comenzó a extenderse cada vez más y esto se debe a que mover el cuerpo con la adición de la realidad aumentada convierte a los entrenamientos en más divertidos y dinámicos que correr en una cinta o ponerse a contar las series de levantamiento de pesas que se están haciendo.

Se trata de una propuesta que corta con la monotonía del ejercicio al que se está acostumbrado y propone sumergirse en un mundo de fantasías en el que, por ejemplo, remar a lo largo de un lago en Alaska casi no se siente igual de arduo que practicar lo mismo en una máquina de gimnasio.

El elemento esencial para poder navegar esos multiversos es un headset de realidad virtual, en palabras simples, lentes o gafas con esta tecnología que tienen la capacidad de proyectar ante los ojos de una persona cualquier tipo de escenario y brindar indicaciones para ‘navegar’ esa nueva realidad. Algunos dispositivos incluyen muñequeras o tobilleras que ayudan como sensores de movimiento para facilitar una experiencia aún más inmersiva.

Para poner en marcha este entrenamiento es indispensable contar con aplicaciones de juegos y entrenamiento descargadas que sean compatibles con el headset. Una vez instaladas las opciones de ejercitación o aventura son infinitas y dependen del gusto personal de cada uno.

Entrenamiento de Realidad Virtual: elegido por ejércitos y deportistas de elite

En Hawai existe Schofield Barracks, un centro de preparación para el ejército norteamericano en el que los soldados reciben entrenamiento usando el Sistema de Entrenamiento de Escuadrón Virtual. Allí, los militares son preparados con HMD (gafas de realidad virtual, en inglés Head-Mounted Display), que son dispositivos de seguimiento de movimiento que, junto con auriculares sincronizados, sumergen a quien los usa en un campo de batalla.

La tecnología llega a ser tan avanzada que incluso, se hacen prácticas de combate multiusuario, es decir, que los soldados son capaces de idear estrategias y trabajar en equipo tal como lo harían en una situación de riesgo, solo que en estos casos ocurre en un entorno seguro y controlado.

Otro dato similar es el del primer Centro de Entrenamiento de Realidad Virtual (CERV) en América Latina que se ubica en la Ciudad de México y fue inaugurado tiempo atrás por la ex jefa de Gobierno de la ciudad homónima, Claudia Sheinbaum Pardo, para contar con la fuerza policial más capacitada de su país gracias al uso de la tecnología y la innovación.

“Es un hecho y una realidad que la utilización de la tecnología en el entrenamiento de alto rendimiento permite ir más allá de los estándares existentes y mejorar la performance. Se lo utiliza para trabajar con deportistas o escuadrones de elite y también es elegido por la población general para mejorar la condición física”, explica el Dr. Santiago Kweitel (M.N. 93789), médico pediatra, deportólogo y director de la Diplomatura en Medicina Deportiva Pediátrica de la Universidad Favaloro.

En el deporte de competencia la realidad virtual se suele utilizar para mejorar la reacción/latencia que ocurre entre la orden del cerebro y la ejecución del movimiento, cuenta el profesional. En lo sucesivo, desarrolla que en personas promedio el uso de la RV se vincula más con el displacer de la actividad física: 1) porque no están acostumbrados a ejercitar o 2) para impulsarlos a sostener la actividad física durante un tiempo determinado.

Sin embargo, el Dr. Kweitel recalca algo fundamental: por ahora la RV para entrenar es solo una herramienta. “No es una disciplina ni práctica que cuente con evidencia categórica ni haya sido evaluada en grandes poblaciones como para determinar que su uso mantenga a la gente saludable en todos sus sentidos, tanto en lo psicofísico como en lo social”, advierte.

De la evidencia profesional más divulgada sobre el tema, se destaca un estudio publicado en el Journal of Human Sport and Exercise en 2020 en el que investigadores de la Universidad de Nueva York estudiaron los efectos de la realidad virtual en la frecuencia cardíaca de jóvenes universitarios que realizaban poco o nada de ejercicio físico y su capacidad para prestar menos atención a sus sensaciones corporales durante el entrenamiento.

Durante el experimento, los participantes fueron expuestos a dos tipos de situaciones. La primera fue andar en bicicleta estática a un nivel de tensión medio; la segunda era la misma, pero el participante llevaba un headset de realidad virtual.

Los datos recopilados llevaron a la conclusión de que hacer ejercicio con un casco de RV provocaba una frecuencia cardíaca más alta y, a su vez, llevaba a quemar más calorías durante un entrenamiento. Los estudiosos también encontraron que los participantes que llevaban puestos los auriculares de realidad virtual pudieron alejarse de sus sensaciones corporales permitiéndoles hacer ejercicio por más tiempo.

“Los resultados hasta ahora son prometedores y proponen un futuro tecnológico positivo donde los usuarios de la tecnología de RV puedan lograr un estado de vida más saludable, tanto mental como físico. El experimento descrito podría conducir a un aumento en la participación en los entrenamientos, específicamente entre los jóvenes de edad universitaria”, detallan en las conclusiones del estudio.

En adición, el Dr. Kweitel hace énfasis en que lo ideal en el entrenamiento con RV es tratar de que la persona se vincule placenteramente con la actividad física. “Que hacerla no solo le genere beneficios físicos, sino que también le produzca una liberación de endorfinas que mejoren su estado de ánimo y hagan que asocie la ejercitación con lo placentero”, agrega.

¿Dónde queda el rol de los preparadores físicos? Algunos de los programas o apps que usa la RV ofrecen la posibilidad de contar con un entrenador virtual que guía a los usuarios a través de ejercicios o circuitos recomendados. En tecnologías más avanzadas, es posible unirse a sesiones de entrenamiento compartidas con otras personas, emulando una clase o actividad grupal. Esta experiencia permite la conexión tanto con amigos o colegas como con entrenadores reales, ofreciendo una dinámica similar a la que experimentan ciertos escuadrones de fuerzas policiales y ejércitos en distintas partes del mundo.

“La figura del profesor de educación física o entrenador capacitado es irreemplazable por el momento aunque no sería sorpresivo que a futuro se desarrollen aplicaciones o softwares que puedan corregir los errores técnicos y la progresión de las cargas de peso”, advierte Kweitel.

Por último, el médico da su veredicto respecto del uso de la RV: “La actividad física no solo brinda beneficios al ser practicada con otras personas, sino que convierte en esencial la conexión con el entorno, por lo que el uso de la RV iría en contra de este romanticismo de ejercitar en espacios verdes o al aire libre”.

No obstante, según dice, el mundo evoluciona y los espacios y tiempos se reducen aún más por lo que uno tiene que estar atento a nuevas herramientas que puedan colaborar de alguna forma a mejorar la calidad de vida. “Pero siempre estando atentos a los posibles efectos sobre la salud física y la cerebral en particular”, concluye.